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17 feb 2011

LOS TRES DESEOS DE JUANCITO EL GUSANITO.


Un cuento de nuestra queridisima amiga y poeta Princesmain,
de Venezuela.


LOS TRES DESEOS DE JUANCITO EL GUSANITO.

Había una vez un chico llamado Juancito. Era un chico muy activo e inteligente. Juancito era el amor de su familia, pues era muy sociable y todos lo querían. Pero Juancito tenía un defecto. Bueno, en realidad no podría decirse que era un defecto, más bien constituía un problema. Él siempre estaba soñando con ser otro personaje y con vivir en otro ambiente. Eso …a veces… le traía inconvenientes, pues él se ponía a soñar y se evadía de la realidad que lo rodeaba, creando viajes y escenas que solamente estaban en su mente.

Un día muy temprano, Juancito se levantó, como habitualmente hacía, para prepararse para sus tareas diarias. Ah!...perdón…olvidaba decirles que Juancito era un hermoso gusanito verde con un montón de patitas. Y que a Juancito le gustaba recorrer todos los árboles cercanos a su casa, donde tenía infinidad de amigos y amigas, pues Juancito además de buen chico (perdón gusanito) era muy simpático. Bueno, me he salido del tema. Decía que ese día Juancito se levantó como acostumbraba, y después de lavarse, arreglar su camita, desayunar sus hojitas verdes tiernas que mamá le había preparado y despedirse con un beso de su mamá , Juancito salió dispuesto a ir a la escuelita de Doña Manuelita a aprender muchas cosas y despues iría a ayudar a su papá en las labores del campo, donde ellos se dedicaban a comerse los bichitos que dañaban a las plantitas. Plantitas que mas tarde venía a cortar un hombre grande e imponente que llamaban Don José, y quien con mucho cuidado cortaba sin dañar a Juancito y su familia.

Bueno…pues…aquel día especialmente, Juancito se había levantado muy soñador y aventurero. Así que iba por el camino pensando en todas las aventuras que podría vivir si no tuviera que estudiar y trabajar. Iba por el camino, silbando una cancioncilla que había aprendido de su papá y que le gustaba mucho….cuando…..de pronto!!!!. ¿Qué era aquello que brillaba en el camino?....Juancito se acercó con mucho cuidado, pues su mamá le había siempre advertido que no se acercara a objetos desconocidos, pues los humanos, que eran esos seres gigantescos, no todos eran buenos como Don José y a veces maltrataban a los seres pequeños como Juancito. Así pues, Juancito con mucho cuidado se acercó…y….cual no sería su sorpresa cuando ante sus ojos vio una hermosa piedrecilla dorada que brillaba bajo el sol de la mañana. Era bellísima!!!!, preciosa sin lugar a dudas. Juancito nunca había visto algo igual. Y Juancito quiso quedarse con esa piedrita hermosa.Quiso guardársela. Así que la tomó entre sus patitas y la observó detenidamente. Y pensó: “Como brilla esta piedrita. Si la pulo con mucho cuidado debe brillar mucho mas!”. Así que Juancito tomó la piedrita dorada y la pulió con una hojita verde que encontró, y la pulió…y la pulió…hasta que la piedrita comenzó a brillar con mayor intensidad. Brillaba muchísimo!!!...brillaba tanto que hacía que Juancito cerrara sus ojitos. Cuando…de repente….la piedrita comenzó a incendiarse y de ella salió una pequeña mariposa bellísima. Sus alas eran doradas por un lado y por el otro lado eran azul turquesa. Juancito pensó que nunca había visto una mariposa tan hermosa. De repente la mariposa habló y le dijo a Juancito: “Hola Juancito, gracias por haberme dejado salir al sol en este día. Cómo estoy tan contenta, te voy a hacer un regalo”.Juancito no salía de su asombro y se quedó sin habla por un momento. Pero solo por un momento, pues él era muy valiente (eso sí), e inmediatamente le contestó a la mariposa dorada: “Hola hermosa mariposa. Me da mucho gusto haberte liberado para que disfrutes este hermoso día.Pero dime, que regalo vas a darme?”.
La mariposa le dijo:”Voy a concederte tres deseos. Los que tu quieras y que te hagan feliz”
“De verdad?”, le contestó Juancito emocionado. Y de inmediato se puso a pensar:
“Ya está!!!…ya se lo que quiero. Mi primer deseo es tener una aventura maravillosa. Podría ser un viaje a la luna?”
“Por supuesto – le contestó la mariposa dorada- prepárate para salir de inmediato.Cierra los ojos y cuenta hasta tres. Después de tres, los abres y ya verás. Eso sí, después cualquier cosa que desees te la concederé, sin pensarlo mucho. Recuerda, son solo tres deseos. Adiós Juancito. “. La mariposa desapareció y Juancito cerró sus ojos. Contó hasta tres y al abrirlos….que creen ustedes que pasó?...Juancito estaba vestido con un traje de astronauta, en un hermoso cohete y rumbo a la luna. Juancito iba muy emocionado, disfrutando de aquella experiencia tan fascinante…las horas pasaron y el paisaje era cada vez mas hermoso y solitario…cuando de pronto vio venir hacia él una inmensa lluvia de meteoritos ,los cuales parecían chocar contra el cohete. Juancito no sabía manejar el cohete!!! …Juancito estaba muy asustado…no sabía que hacer…así que grito con todas sus fuerzas…”Quisiera cambiar el rumbo, pero no se hacerlo”. De inmediato y como por arte de magia, el cohete cambió el rumbo y se alejo de los meteoritos. El cohete paseaba por la vía Láctea, pasaba entre los planetas, rodeaba la luna y de lejos, Juancito podía ver la tierra donde estaba su familia. De pronto, Juancito pensó en su mamá, que ahora estaría esperándolo en la puerta de la casita con los brazos abiertos para recibirlo con su cálido beso de siempre. Juancito pensó en su papá que se habría quedado esperándolo para ayudarlo en el trabajo…y Juancito comenzó a sentirse muy triste y apesadumbrado. Se dio cuenta que allí en la inmensidad del universo estaba solito. No estaba su familia. ÉL ESTABA SOLO!. Y Juancito se puso a llorar. Lloraba sin consuelo, pensando en lo que había perdido en su afán de aventura. Había perdido lo que de verdad vale la pena…su familia. Juancito lloró y lloró, y en medio de sus sollozos dijo:”Cómo quisiera estar con mi familia ahora mismo”…..
Y en ese mismo momento, Juancito abrió los ojos y se encontró en el camino, frente a la puerta de su casita donde su mamá lo llamaba con amor, lo abrazaba con mucha ternura y su papa lo cargaba en su espalda a caballito hasta la casa. Que feliz estaba Juancito y pensó: “Hoy he aprendido una lección. No debo estar deseando aventuras, ni vivir otra vida. Todo me llegará cuando sea el momento. Ahora lo principal para mí es cumplir mis obligaciones y ser feliz con mi familia”.

Moraleja:Vive cada día tu vida. Se feliz y no desees lo que no tienes. Disfruta de tu familia. El amor de la familia es la fuerza que nos une.

María Inés Arrabal
(Princesmain)

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